Historia de España
Si te apasiona la historia de España, has aterrizado en el lugar idóneo. Al equipo de labanderadeespaña.com no solo nos apasiona la bandera de España, sino que sentimos pasión por todo lo que tenga que ver con nuestro país, España. Y, tanto la bandera, como España, no se comprenden sin su historia. Una historia espectacular formada por un cúmulo de acontecimientos providenciales que forjaron un país que llegó a ser primera potencia del mundo y que a lo largo de su existencia ha aportado muchísimo al progreso humano de la civilización.
¿Te encantaría conocer toda la historia de España pero no tienes tiempo para ponerte a estudiarla? Eso no es un problema, con el resumen que te traemos, vas a adquirir, en tan solo media hora y de forma muy amena, una base de la historia de España que te va a permitir comprenderla muy bien en su conjunto.
Historia de España cronología
Para que te hagas una idea general, la historia de España puede dividirse en cuatro grandes grupos:
- La edad antigua de España: se delimita entre aproximadamente el año 1200 a. C. (época en la que se considera que nació la escritura) y principios del siglo V d.C. (etapa de la decadencia y fin del Imperio Romano).
- La edad media: situada entre la invasión de la península por los pueblos germanos (coincidió con el fin del Imperio Romano) y el descubrimiento de América por las expediciones españolas allá, por el año 1492 d.C.
- La edad moderna: en 1492 se producen dos hechos relevantes en nuestra historia. Por un lado, la conquista de Granada por los Reyes Católicos; y por otro, el descubrimiento del Nuevo Mundo por el explorador Cristóbal Colón. Ambos sucesos dieron inicio a lo que se conoce como España moderna. Esta etapa se extendió hasta el inicio de la Guerra de la Independencia en 1808, según el consenso de los historiadores.
- La edad contemporánea: con la Guerra de la Independencia y la proclamación de la primera Constitución Liberal de 1812, se abrió paso lo que se conoce como la historia contemporánea de España. En esta nueva época se introdujeron derechos y libertades individuales, lo cual contrastaba con el absolutismo que había caracterizado a la España moderna. Este período continúa en nuestros días. No son pocos los expertos que apuestan por renombrar dicha época, ya que los avances científicos y tecnológicos han creado un mundo nuevo totalmente distinto al del inicio de la edad contemporánea.
En la gran mayoría de libros de historia encontrarás esta división temporal. Nosotros, sin embargo, queremos centrarnos en la conquista romana de Hispania, un acontecimiento que fue sumamente importante para el devenir de España, por su legado y su repercusión en la península.
Resumen de la historia de España
Hemos escuchado en muchas ocasiones que la historia de España es increíble, y la verdad es que nos encantaría poder conocer el porqué, pero el hecho de pensar que hay que leer miles de páginas de libros de historia con el poco tiempo que tenemos, nos echa un poco para atrás.
Peeeero… ¡tenemos buenas noticias! Con nuestra historia de España resumida vas a poder hacerte una idea de España en su conjunto de una forma rápida (30 minutos aproximadamente) y divertida. ¿Qué? ¿No te lo crees? Prepárate unas palomitas, disfruta y en media hora nos cuentas.
Historia antigua de España
Vayamos a antes de la conquista romana. La geografía que hoy comprenden los países de España (sin las islas Canarias), Andorra y Portugal, estaba ocupada por diversos pueblos o tribus con culturas totalmente diferentes entre sí. Estos asentamientos poblacionales se pueden dividir en 6 grandes bloques:
- Los pueblos indígenas instalados en la península allá por el 1000 a. C.: Los celtas. Procedían de la zona indoeuropea (concretamente zonas centro y septentrional de Europa). En España se establecieron por el este, centro y norte peninsular.
- Los pueblos no indoeuropeos. Su procedencia es más o menos incierta; podrían ser del norte de África o del este de Europa, de la zona del Cáucaso – actual Georgia). Se asentaron en la zona del mediterráneo. Los griegos se referían a ellos como “íberos”, en relación al río “Íber”
- Los pueblos “mezcla”, que habitaban el centro-norte peninsular. Eran la fusión de pueblos celtas y de pueblos íberos: los celtíberos.
- Pueblos de procedencia prácticamente desconocida asentados alrededor del Guadalquivir: los turdetanos. Este pueblo descendía de un reino que sucumbió ante los cartagineses en el 500 a.C. Era una de las civilizaciones más avanzadas de occidente según algunos escritos de la época. A día de hoy resulta imposible demostrar la existencia real de este reino, denominado Tartessos.
- Poblaciones pre-celtas más primitivas. Eran los galaicos, cántabros y astures, entre otros. Se asentaron en las zonas norte y noroeste peninsular con anterioridad a los celtas.
- Los vascones: Habitaban la zona de Navarra (norte del Ebro y zona occidental de los Pirineos). En cuanto a su procedencia, sigue siendo un misterio a pesar de haber multitud de teorías.
- Y, por último, pueblos colonizadores que se establecieron por diferentes puntos de la costa del mediterráneo: fenicios, griegos y cartagineses. Se dedicaban básicamente al comercio. Su presencia enriqueció bastante las culturas de los íberos, turdetanos y tartessos (durante el tiempo que existieron). Destacar que los cartagineses cobran un especial protagonismo en el devenir de la península.
¿Te han parecido muchos nombres?
¡No te pierdas!
Solo queremos que te quedes con una idea: hasta la llegada de los romanos, existían en la península ibérica únicamente diferentes poblaciones/tribus con culturas, organizaciones, lenguas, religiones y economías diferentes. ¡Sin ninguna conciencia o sentimiento de pertenencia a una nación o país!
Como hemos dicho antes, los cartagineses adquieren una decisiva importancia para la historia de la península a partir del siglo III antes de Cristo. Por esta fecha, la república cartaginesa (con capital en Cartago, en el norte de África) se estaba haciendo cada vez más poderosa. Competía directamente con Grecia y Roma por ser la primera potencia internacional en el comercio de toda la costa del Mediterráneo.
Esta situación de competencia cada vez más agresiva por liderar el comercio exterior, provocó las primeras “guerras mundiales”. Se produjeron entre los años 264 y 201 a. C. y son denominadas Guerras Púnicas (Púnico se refiere al Imperio Cartaginés)
La primera guerra se libró entre las República de Roma y Cartago, en la Isla de Sicilia y en el Norte de África. Esta guerra terminó con la victoria de Roma. Los cartagineses quedaron con ansias de revancha, y en el 236 a. C. desembarcaron en Gádir (ciudad fundada por los fenicios en el segundo milenio antes de Cristo que hoy corresponde a Cádiz). Desde allí emprendieron una invasión de la península dirección a Italia (península itálica en aquel entonces). El líder tanto de la primera guerra púnica como del desembarco fue el famoso Amílcar Barca.
La familia cartaginesa logró rápidamente el dominio efectivo de la península, extendiéndose a buena parte de ella. Principalmente llegaron a las zonas Sur y Levante, ocupadas por los turdetanos y los íberos. Lograron el dominio mediante alianzas, matrimonios, o simplemente por la fuerza. Llegaron a fundar una ciudad-fortín, con la intención de que fuera una segunda Cartago. Los romanos la llamaban Cartago Nova (actual Cartagena).
El problema llegó en el año 218 a. C. Aníbal Barca, perdón, el gran Aníbal Barca, hijo de Amílcar y nuevo líder del pueblo cartaginés, sitió la ciudad de Sagunto. Esta población se encontraba en la actual provincia de Valencia. Era una ciudad íbera muy helenizada (“grieguizada”). Esto se debía a la presencia de los colonizadores griegos que se situaban por la costa levantina; por esta razón, era una ciudad-estado aliada de Roma.
Aníbal, tras tomar Sagunto, se dirigió hacia la península itálica y causó incontables bajas en Roma. Empleó una de las mejores estrategias militares de la historia. Utilizó más de 30 elefantes de guerra para las batallas y por eso es conocida como la guerra de los elefantes. Este hecho, unido a la conquista de Sagunto, hizo que Roma se decidiera a plantar cara a los cartagineses en la península ibérica (Hispania para los romanos). Terminó en una guerra dura entre ambos bandos. Los cartagineses, sin duda, causaron muchas bajas entre la población romana y asesinaron a varios de sus líderes en la península. No obstante, gracias a la superioridad numérica de los ejércitos romanos y a la estrategia militar llevada a cabo por el famoso general Publio Escipión “el africano”, la guerra culminó con una victoria romana (tras múltiples batallas en zonas del territorio peninsular) y con la expulsión de los cartagineses de Iberia.
¿Qué pintaban las poblaciones autóctonas de la península en este escenario bélico? Seguramente te lo estarás preguntado. Veamos. Las tribus íberas y celtas no tenían un líder común, por este motivo, en las batallas participaron en función de las decisiones de sus líderes: unas tribus se decantaron por un bando, otras por otro y otras permanecieron al margen.
La ocupación romana de Hispania
El hecho de que los romanos tuvieran que establecerse en la península para combatir contra Cartago y de que, finalmente, la guerra la ganasen ellos, supuso que la República de Roma viese la oportunidad de conquistar toda la península para afianzar aún más su ventaja comercial por el mediterráneo.
Tras conquistar en pocas décadas la parte levantina y la parte sur de Hispania (donde habitaban íberos y turdetanos), los romanos necesitaron casi dos siglos para someter al resto de la península (celtas y celtíberos). Durante estos años cabe destacar la oposición feroz y brava que realizaron los lusitanos (celtas de la zona del actual Portugal) con las denominadas “guerras lusitanas”. Fueron liderados por figuras míticas entre las que cabe destacar la de Viriato (conocido como el “terror de Roma”).
La conquista de Hispania por los romanos se considera que finalizó allá por el año 19 a.C. con el fin de las “guerras cántabras”. Los pueblos nativos celtas del norte (cántabros y astures) eran la última resistencia al avance romano. En estas guerras se enfrentaron duramente a las tropas del primer emperador de Roma, César Augusto.
Como dato curioso: este personaje fue el que puso fin al sistema de república para pasar a un sistema imperial. Aquí el emperador de Roma tenía todo el gobierno autocrático y el control absoluto de todas las provincias conquistadas.
La unidad política y territorial en toda la península ibérica, fue conseguida por primera vez por el Imperio Romano. Tras la invasión de Hispania, las culturas de los pueblos prerromanos que habitaban la península fueron sufriendo progresivamente una gran influencia latina e imposición mediante sucesivas guerras. Se formó una nueva cultura en todo el territorio: la cultura hispanorromana. En la única zona que no se logró transformar la lengua, fue en la dominada por los vascones, que lograron mantener cierta independencia frente a Roma, conservando así su idioma, el euskera.
Antes de seguir viendo la Hispania romana, es importante hacer hincapié en una cuestión decisiva que marcó el devenir de la historia de la nación española: la introducción del cristianismo en la península.
Algunas tradiciones y leyendas sostienen que el cristianismo llegó a España de la mano de los mismísimos Santiago el Apóstol y de San Pablo, en el primer siglo después de Cristo.
Según estas leyendas, que no se han demostrado que fueran ciertas aún, nos indican que a la expansión del cristianismo contribuyeron los llamados “Siete Varones Apostólicos”: Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio. Como datos curiosos de algunas fuentes bibliográficas, San Segundo fue nombrado obispo de Abula, probablemente Ávila, y San Cecilio obispo de Granada.
En conjunto, puede decirse que había ya varias comunidades cristianas a fines del siglo II. También que las primeras persecuciones contra ellas fueron las de Decio y Diocleciano. En su tiempo, Roma seguía considerando a los cristianos como un peligro para el Imperio.
El inicio de la conversión al cristianismo del Imperio de Roma, se puede situar en Milán en el 313 d. C.. En este año se promulgó la tolerancia del cristianismo y la libertad de religión en el imperio romano. Este edicto, que fue firmado por Constantino I el Grande, puso fin a las persecuciones dirigidas por las autoridades contra los cristianos.
Pero no fue hasta que el Imperio Romano se convirtió a la religión católica en el siglo IV, cuando el cristianismo empezó a coger verdadera y radical importancia en el futuro peninsular. Concretamente fue en el 392 d. C. cuando el emperador Teodosio I el Grande prohibió totalmente el paganismo e impuso el cristianismo. Este emperador nació para más inri en la ciudad hispana de Cauca (actual Coca, en la provincia de Segovia). La religión no había dejado de ganar terreno, sobre todo desde el reinado de Constantino. El llamado edicto de Constantinopla prohibía toda práctica no cristiana, incluida aquella de carácter privado.
Este hecho dio lugar a la enorme expansión de la nueva religión, venida del Próximo Oriente. Rápidamente se extendió por todo el territorio peninsular, en perjuicio de todas las religiones paganas autóctonas.
Como os dijimos al principio, nos parece importante separar en dos la historia de la península haciendo hincapié en el período romano. Las herencias romanas marcaron, sin lugar a dudas, el futuro de Hispania. Las más importantes fueron:
- El derecho romano (en el cual se fundamentan nuestras leyes, entre otros).
- El latín como idioma (del cual procede el español).
- La religión católica,
- Las construcciones (teatros, puertos, puentes, acueductos, etc.)
- Las vías de comunicación.
Historia de la edad media de España
Te parecerá que ya estaba todo medio estable en la península. ¿Verdad?
Pues, a pesar de estar súper establecida la cultura hispanorromana, llegó la decadencia del Imperio romano. Con ella llegaron las conocidas como “invasiones de pueblos germanos e iranios a la península ibérica”, ocurridas en el siglo V d. C., y el fin del Imperio Romano en Hispania. Apunte: a las citadas invasiones, también se las conocía de forma despectiva como “invasiones de los bárbaros”, por el carácter salvaje y violento de los pueblos germánicos.
¿Pensabas que ya no ibas a ver más nombres raros después de aprender todos los pueblos prerromanos?
Pues sentimos decirte que sí, que vas a ver otra lista de nombres raritos. Son tan importantes para que entiendas a la perfección el origen de la nación española, que tienes que conocerlos. La buena noticia es que son los últimos nombres liosos que vamos a tocar. Lo que sucederá después de la caída de estos pueblos germánicos, fue tan importante en la historia de España, que estamos seguros de que por lo menos te sonarán.
Bien, ¡vamos allá!
Las invasiones germánicas a la península
Aprovechando la decadencia del Imperio Romano, y probablemente por el enfriamiento del clima, algunos pueblos decidieron partir desde el norte al sur de Europa. Se trataba de pueblos germánicos y otros de origen iranio. Alrededor del año 409 entraron juntos por los pirineos hacia la península ibérica. Estos pueblos procedían de diferentes sitios, eran conocidos con diferentes nombres y tenían diferentes culturas. A continuación, te hacemos un brevísimo esquema de estos pueblos:
- Los suevos. Formados por muchas tribus distintas. Procedían del territorio que hoy conocemos como Alemania, y fueron mencionados por primera vez por Julio César (líder romano) en el 58 a. C. Estas tribus a su entrada en Hispania, se asentaron en la provincia romana de Gallaecia (que hoy comprendería el norte de Portugal, Galicia, Asturias y León). Gracias a su buena integración con los pueblos autóctonos establecieron un reino que duró 170 años.
Su reino acabó siendo absorbido por un pueblo (también germano) que protagonizó el origen de la España moderna y del que posteriormente hablaremos: el pueblo visigodo.
- Los vándalos. Eran también un pueblo germano, de origen escandinavo. Procedían de otra parte más oriental de Alemania y de parte de Polonia. Se mencionan por primera vez en el siglo I d. C. Al entrar en Hispania se trasladaron al sur (provincia Bética) y a la zona oriental de la provincia Gallaecia. Una parte se asentó en la zona este de la actual Galicia y zona oeste de la actual Asturias, y otros se instalaron en el Valle del Guadalquivir. En estos sitios solo permanecieron 20 años aproximadamente; sin formar ningún reino ni organización estable. En el año 429 abandonaron la península y formaron un reino en la actual Túnez hasta que fueron destruidos por el Imperio Bizantino en el 534.
- Los alanos. Este pueblo estaba formado por diferentes tribus de origen iranio (actual Oriente Medio y Asia central). Integradas en su mayoría por pastores de carácter muy violento. Originarios de las zonas iranias, tuvieron que huir de los pueblos de Asia central conocidos como “hunos” (si unos eran brutos, imagínate a estos) y se unieron a algunos pueblos germanos (suevos y vándalos). Junto a los otros dos pueblos germanos atravesaron la península y se dirigieron a la provincia de Lusitania (actual zona de Portugal) y a la provincia de Cartaginensis, en las cuales se instalaron hasta el 418, año en el que fueron totalmente derrotados por los visigodos.
Como vemos, los invasores ocuparon distintas zonas de la geografía peninsular. Iban saqueando todo lo posible a su paso por los diversos poblados autóctonos. La zona que no llegaron a ocupar fue la provincia de Tarraconensis, por ser la zona donde el Imperio de Roma era más potente.
El Imperio romano estaba perdiendo poder en la península debido a las invasiones. Por este motivo, Honorio, el Emperador de Roma, llegó a un acuerdo con un pueblo bárbaro que los había estado trayendo por el camino de la amargura. Se trataba del pueblo visigodo. Sucedió durante los siglos IV y principios del V.
En el centro de Europa se encontraban un conjunto de tribus germánicas orientales, concretamente en la zona de la actual Suecia. Se trataba de los godos. Debido a la presión que sufrieron por parte de los hunos, a finales del siglo IV se dividieron en dos grupos: los ostrogodos y los visigodos. La rama visigoda es la que nos importa. Eran guerreros y seminómadas. Se dirigió hacia la Europa occidental y llegaron a acuerdos con el Imperio Romano para que los dejara asentarse en sus dominios, a cambio de engrosar las filas de los ejércitos romanos.
En el año 415, Honorio llegó a un pacto con los visigodos, permitiéndoles a éstos que se instalaran en el sur de Galia (sur de la actual Francia). A cambio debían combatir y expulsar a los bárbaros que, poco a poco, estaban mermando el poder militar de Roma en la península.
Como ejército federal al mando de Roma, los visigodos entraron en la península enfrentándose a los diferentes pueblos bárbaros que la ocupaban. En la zona de la actual Galicia consiguieron arrinconar a los suevos, aniquilaron al rey alano Adax en el 418 y, finalmente, expulsaron a los vándalos y alanos que quedaban en la península. Dicho abandono de Hipania se produjo en el 429 por el estrecho de Gibraltar, hacia el norte de África. Se marcharon aproximadamente 80.000 vándalos y alanos. Así se asentaron los visigodos, tal y como les había prometido el emperador romano. Se establecieron como reino federado en el sur de Francia, con capital en Toulouse.
¡Para que te sitúes! En ese año 429 d. C. quedaron de nuevo en poder romano las provincias de Lusitania, Cartaginensis, Bética y Tarraconensis.
Los suevos no corrieron el mismo destino, que desde que entraron en la península forjaron un reino. Fue de la mano de Hermerico, el primer rey suevo en Hispania. Se mantuvo en el tiempo con la complacencia del emperador; iban alternando saqueos hacia la población hispanorromana y pactos con los aristócratas hispanorromanos. Llegaron incluso a abandonar su lengua germánica en pro del latín. A partir del año 429 fueron lanzando expediciones hacia el sur y lograron la conquista de: la capital lusitana, Augusta Emérita (actual Mérida); la capital bética, actual Sevilla y ganaron terreno en la provincia de Cartaginensis.
En el año 446, observando la agresividad y el poder que iban tomando los suevos, el emperador romano reacciona y recurre de nuevo a los visigodos, a quienes manda a la península para parar el avance.
La España visigoda
En el 512, los visigodos, tras haber sido derrotados por los francos perdieron su capital de Tolosa y tuvieron que coger el camino hacia Hispania. Establecieron su capital en la ciudad de Toledo. Aprovechando el fin del Imperio Romano, formaron el Regnum Visigothorum, o dicho en castellano de toda la vida, Reino Visigodo de Toledo.
Ya hemos dicho anteriormente que los visigodos eran guerreros. Pues haciendo honor a su condición, durante años mantuvieron continuas guerras: contra suevos, bizantinos y hasta entre ellos mismos. ¡Sí, sí! Se mataban entre ellos en algunas zonas. ¿El motivo? Que la monarquía hereditaria no les terminaba de convencer… Eran más de “elegir” ellos a los reyes.
Y dirás: “y los bizantinos esos, ¿quiénes eran?”
Estos fueron los herederos del Imperio Romano de Oriente, que estaba en decadencia desde el año 395 y que estableció capital en Constantinopla (la actual Estambul). Se llamaban así porque Constantinopla en la antigüedad se llamaba Bizancio. Lo componían personas fundamentalmente griegas, pero con ciudadanía romana, que montaron su imperio tras la caída del Imperio Romano. Eran ciudadanos cristianos que se consideraban a sí mismos romanos.
Esta gente había desembarcado en la península ibérica entorno al año 549. Conquistaron bastante territorio del sur de Hispania, en las provincias Bética y Cartaginensis; así instauraron lo que se conoce como “provincia bizantina de Spania”. Se sospecha que estos fueron responsables de la conversión del Reino Suevo al catolicismo en el año 550.
Los amigos visigodos eran de fe cristiana arriana, por lo tanto, contrarios a la fe de los suevos, cristiana católica. Además eran enemigos de los bizantinos por su creciente auge en la península. Tenían demasiados frentes abiertos y se mosquearon de verdad. ¿Qué hicieron? En primer lugar, vencer sus disputas internas y posteriormente, vencer a los suevos. En el año 585, hicieron del Imperio Suevo una provincia más del Reino Visigodo de Toledo y expulsaron a los bizantinos de la península, sobre el año 625.
A partir de entonces, se sucedieron una lista de reyes “de cuyos nombres no quieres acordarte”… ¡Nosotros tampoco te lo vamos a recordar! Tan solo tres fueron trascendentales para lo que está por venir en la península.
¡Sigamos!
Los éxitos militares de los visigodos, que pusieron fin al Reino Suevo, fueron llevados a cabo por el rey Leovigildo. Este rey consiguió con sus hazañas una unión territorial peninsular que no había existido desde la época del Imperio Romano.
Después, el rey Recaredo (hijo de Leovigildo) se convirtió al catolicismo en el año 589. Así culminó la unión religiosa entre arrianos y católicos. Se formó un Reino y una sociedad que serían el germen de la España que hoy conocemos. Por último, la “guinda del pastel” fue la unión jurídica bajo el mandato del rey Recesvinto, en el año 649.
Este intento visigodo de crear una conciencia “española” se constata en uno de los escritos de San Isidoro de Sevilla (s. VI), en el que ya se menciona la palabra España:
“De cuantas tierras se extienden desde el Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, oh sagrada y feliz España, madre de príncipes y de pueblos”.
Otros hechos importantes que acometieron los visigodos, fueron la ruralización de la sociedad española y la implantación del régimen feudal en la península. ¿Recuerdas que antes mencionamos que había luchas internas por la elección de los reyes? Pues el régimen feudal empoderaba a la nobleza en perjuicio de la monarquía. Era la alta sociedad visigoda quien se encargaba de nombrarlos, lo cual limitaba mucho el poder real.
El feudalismo era un sistema basado en torno a la relación de vasallaje entre dos hombres libres. Uno era el campesino vasallo y el otro un señor o noble. El primero recibía por parte del otro la concesión de un bien, el feudo; por ejemplo, unas tierras. Ambos establecían una especie de contrato que les ataba a obligaciones recíprocas. Es decir, al campesino se le dejaba usar la tierra del noble y además se le protegía por el ejército de este. A cambio, el campesino le pagaba al noble los beneficios de su trabajo.
¿Cuál fue el resultado de este sistema feudal? Pues que, unido a la monarquía electiva, serán motivo de asesinatos y golpes de estado. Finalmente, esta inestabilidad provocará una incursión musulmana desde África.
Veamos qué ocurrió después…
Los hijos del visigodo Vitiza se encontraban en lucha con el rey Rodrigo, que fue el último rey con poder. Pues bien, se les ocurrió la “brillante” idea de pedir ayuda a los musulmanes. Estos venían comandados por el caudillo Tariq b Ziyad. Todos sabemos cómo acabó esto… El rey Rodrigo fue derrotado en la batalla de Guadalete en el año 711. Con la caída del monarca godo, la invasión musulmana a la península vino del tirón…
Aunque el Imperio Visigodo desapareciera, la semilla de la conciencia territorial, social y religiosa que plantaron, comenzaría a echar raíces con los primeros movimientos de la Reconquista. Y culminaría en lo que podemos considerar como el nacimiento de España. En el año 1492 se produjeron dos hechos tremendamente relevantes: el descubrimiento de América por Cristóbal Colón y la conquista del último bastión musulmán en la península, el Reino de Granada.
Ocupación musulmana
Las tropas árabes y bereberes cruzaron el estrecho de Gibraltar. En apenas medio siglo ya tenían ocupada casi toda la península… Pero no pudieron conquistarla entera porque, al llegar al norte, se toparon con nuestros amigos vascones, astures y cántabros. Estos frenaron el avance musulmán de la mano de figuras míticas como el rey Don Pelayo, en batallas épicas como la batalla de Covadonga en el año 722. ¿Recuerdas que dieron que hacer a los romanos y germanos? Pues ahora no iban a ser menos y también resistieron ¿Y quién fue ese tal “Don Pelayo”? Según algunos historiadores fue un astur y según otros un godo, al que su pueblo eligió como rey.
Así, de forma rápida, podemos dividir la época de la ocupación musulmana en cuatro períodos. ¡Vamos a describirlos brevemente!
El Emirato dependiente
El primer período transcurrió desde la llegada de los musulmanes a la península hasta el año 756. En este año el omeya Abderramán I se autonombró Emir (príncipe en árabe). Durante esta época, el Estado musulmán era una provincia dependiente del Califato Omeya de Damasco. Las peleas recurrentes y los enfrentamientos entre árabes y bereberes, complicaron que la España musulmana se organizara exitosamente.
Emirato de Córdoba independiente
El segundo período transcurrió durante los años que duró el Emirato Independiente de Córdoba. ¿Y qué era un emirato? Pues era un Estado independiente política y administrativamente del Califato, pero no así en cuanto la autoridad religiosa, que seguía recayendo en el Califa. Los musulmanes del linaje de los omeyas establecieron en el año 756 su Estado Andalusí en la península, con capital en la actual Córdoba.
El Califato de Córdoba
El tercero, se inicia con la proclamación del Califato de Córdoba en el año 929 por el omeya Abderramán III y finaliza con su abolición en el año 1031. De esta forma, el nuevo Estado musulmán en la península ibérica, se independizó completamente del Califato abasí (otra dinastía diferente a la omeya) de Damasco.
Y un califato era…
Un estado gobernado por un Califa. Poseía la autoridad religiosa, que en la mayoría de los casos era la máxima, por encima de la política y la territorial. No podía ser Califa cualquiera. El candidato tenía que ser un descendiente de Mahoma.
El período que duró el Califato de Córdoba fue la época de mayor esplendor político, cultural y comercial de Al-Ándalus.
Reinos de taifas
El cuarto período se había iniciado con la fragmentación del Califato de Córdoba en los famosos reinos de taifas. Se estableció en 1031 con la abolición definitiva del Califato y perduró hasta la caída del último reino de taifas, el reino nazarí de Granada, en 1492. Estos reinos fueron gobernados por las dinastías omeya y hamudí los primeros años y posteriormente por distintos clanes árabes y bereberes extranjeros. Estos reinos fueron la causa de desmembramiento de la unidad musulmana. Los reinos cristianos aprovecharon esa fragmentación y organizaron la conocida como Reconquista.
La Reconquista de España
Tras la batalla de Covadonga en el año 722 los cristianos consiguieron que los musulmanes frenaran la invasión y se replegaran. ¿Cómo consiguieron esto? Pues en gran parte, gracias a las montañas de las actuales regiones asturiana, cántabra y vasca, las cuales dificultaban los ataques a los musulmanes.
A partir de entonces, se comenzaron a forjar núcleos de resistencia cristiana, que llegaron a ocupar territorios comprendidos por zonas de las actuales Galicia, Asturias, Cantabria y Navarra y del actual País Vasco.
En el siglo IX nació el primer reino cristiano de la mano del rey Alfonso I, el reino de Asturias. Su capital se instalaría en Oviedo a principios del siglo IX. No obstante, aunque se suele situar en este momento la creación del reino, hay quienes dicen que se puede considerar como tal, desde la coronación como rey de Don Pelayo.
En el año 910 el reino de Asturias estableció su capital en León. Tras lanzar Alfonso III el Magno expediciones hacia la línea del Duero, de la mano de los reyes García I y Ordoño II (hijos de Alfonso III el Magno). Fundaron el reino astur-leonés. El reino de Asturias seguiría existiendo bajo el mando de Fruela II, también hijo de Alfonso III, pero subordinado al reino de León. Este reino astur -leonés terminaría por llamarse reino de León al morir Fruela II. El reino de Asturias se diluye, llegando a ocupar bastante zona del norte (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco), una buena parte del norte de Portugal y varias de las actuales provincias de Castilla y León.
En el año 860 se fundó el Condado de Castilla de la mano de Rodrigo, por la gracia de Ordoño I de Asturias y Alfonso III el Magno. Poco más tarde, en el 931 Fernán González unificó el condado de Castilla y fundó una especie de condado hereditario sin el visto bueno del reino de León.
Los musulmanes que se quedaron a las puertas del norte peninsular, ocuparon la zona que hoy conforma Cataluña. Aunque fueron pronto invadidos por un Estado extranjero, el imperio carolingio, allá por el año 795.
¡Toca contar una curiosidad!
El imperio carolingio fue un gran reino que gobernó gran parte de la Europa occidental y que era regido por un pueblo germano, el franco. Llegó a ser tan fuerte que conquistó Italia, arrebatándosela de las manos al imperio bizantino. A partir de esta conquista, a los reyes del imperio se les pasó a nombrar como emperadores romanos. El imperio franco llegó a ser considerado como el restaurador del viejo imperio romano. Un gran líder de este imperio fue el famoso Carlomagno, el rey franco que dedicó su vida a defender el cristianismo de los musulmanes y que conquistó varios reinos germanos.
Tanto quiso Carlomagno defender sus posesiones y su fe cristiana, que atravesó los pirineos para intentar darle caña de España a los musulmanes de la península. La parte del territorio español conquistada por el imperio carolingio se denominó Marca Hispánica y ocupaba la actual Cataluña. Este territorio fue dividido en condados dependientes del imperio controlados por condes elegidos por el mismo. Algunos eran autóctonos y otros eran de origen franco.
De todos estos condados, nacieron algunos futuros reinos importantes en el devenir de la historia de España. Uno de ellos fue el Condado de Pamplona. Hacia el año 824 se constituyó en reino a manos de un militar conocido por los musulmanes como el “príncipe de los vascones”, el vascón Íñigo Arista. Este nuevo reino llegó a ocupar parte de las actuales Navarra y Huesca. A este reino se le denominó reino de Pamplona y en el año 1162 pasó a llamarse Reino de Navarra, con el rey Sancho VI.
Otros de los condados importantes fueron:
- Aragón: Se constituyó como condado independiente en el año 809 y como reino de Aragón en el año 1035, con la figura de Ramiro I
- Barcelona, fundado en el año 801. Adquirió la hegemonía sobre el resto de condados catalanes.
En el siglo XI, el reino de Aragón lanzó expediciones hacia el sur que hicieron recuperar territorio hasta la línea del Duero. A su vez, el condado de Castilla, que ya se independizó del reino de León con Fernán González, se convirtió en reino de Castilla de la mano de Fernando I. Este Fernando acabó con la vida del entonces rey de León, Bermudo III, y se apropió de los reinos de Castilla y de León. A su hijo Sancho II le entregó el reino de Castilla y a su hijo Alfonso VI el de León.
El siglo XII fue un siglo marcado por grandes avances de los reinos cristianos de León y de Castilla sobre territorios musulmanes. Cabe señalar que, en el año 1139, se crea el reino de Portugal. Nació a partir del condado de Portugal, dependiente del reino de León. Este reino, ya de forma independiente, continuará por su parte la reconquista, llegando a ganar terreno hasta la altura del Tajo durante el resto del siglo.
El reino de Aragón, en el siglo XII, también consigue avanzar y llega a traspasar el río Ebro, mientras que los condados catalanes consiguen llegar a la desembocadura.
Un acontecimiento importante de este siglo, fue también la creación de la Corona de Aragón en el año 1137. Surgió de la unión del reino de Aragón, que estaba en manos de Ramiro II el monje, y los condados catalanes, que estaban en manos del conde de Barcelona, Ramón Berenguer, yerno de Ramiro II el monje. Ramiro tuvo el detalle de dejar en su testamento el reino a su yerno. Ramón no tenía calidad de rey por lo que actuó como cabeza del reino hasta que su hijo Alfonso II de Aragón, fue nombrado rey de la Corona en el año 1164.
Antes de continuar,
¿qué era eso de cabeza del reino? Era una especie de príncipe, pues firmaba como tal.
¡Veamos qué ocurría mientras tanto en la zona de Al-Ándalus!
En 1145 desembarcaron en la península los almohades, una dinastía bereber de Marruecos que tuvieron que venir a la España musulmana a poner orden entre tanto caos de las taifas. Esta gente se hizo bastante fuerte, tanto en gran parte de la zona de Al-Ándalus, como en toda la zona norte de África hasta Libia. Prueba de ello es que lograron imponer rectitud a los reinos de taifas, en favor de la unidad musulmana frente al avance cristiano. Lograron notables victorias sobre los reinos cristianos, como por ejemplo la de la batalla de Alarcos del año 1195 en la que los ejércitos del reino de Castilla fueron aplastados.
Pero la dinastía almohade no tardaría en entrar en decadencia.Por un lado, los reinos cristianos cada vez ganaban más fuerza y unidad; por otro, los distintos clanes de oligarcas musulmanes se revelaban contra los califas almohades.
En el año 1212, los reinos cristianos de Aragón, Castilla, Navarra y, en menor medida, León y Portugal, se unieron, dejando a un lado sus disputas internas. Organizaron un ataque conjunto al califa Muhámmad an-Násir. Los musulmanes sufrieron una aplastante derrota en la famosa batalla de Las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212).
La reconquista aquí se hizo más fuerte que nunca:
- Jaime I, del reino de Aragón, recuperó Valencia y las Islas Baleares, creando el reino de Mallorca en 1230 y el reino de Valencia. Este último se unió a la Corona de Aragón en el año 1239.
- El reino de Portugal. Hacia 1249, y en manos del rey Alfonso III de Borgoña, se extendió hasta el actual Algarve portugués. Adquiriendo así todo el territorio que ha mantenido hasta hoy, por lo que se considera que fue el primero de los reinos cristianos de la península en terminar su reconquista (en 1249).
- El reino de Castilla y el reino de León, volvieron a unificarse en 1230 bajo la Corona de Castilla con Fernando III el Santo. Entre él y su hijo, Alfonso X, ya habían recuperado las regiones de Córdoba, Murcia, Jaén y Sevilla para el año 1248
Llegados a este punto, ¿cuál era el único territorio que quedaba en manos de los musulmanes? El reino nazarí de Granada.
En el año 1469, se produjo el matrimonio de los reyes católicos, Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón. Con ellos se unieron las coronas de Castilla y de Aragón, que finalizaron la reconquista de España. Este hecho tuvo lugar en 1492 con la rendición por parte del rey Boabdil en las Capitulaciones de Granada.
Finalmente, el único reino cristiano que quedaba sin unirse a la Corona castellano-aragonesa (aparte del reino de Portugal), el reino de Navarra, fue combatido y derrotado en 1512 por las tropas de Fernando el Católico, quedando desde entonces bajo el poder de la Corona castellano-aragonesa, aunque con un régimen foral propio.
Historia moderna de España
Para no cansar demasiado al personal, y como esta parte de la historia suele ser más conocida, vamos a ver rápidamente los hitos más importantes de la historia moderna y contemporánea de España.
No te preocupes si quieres profundizar más en estas épocas, ya que aquí podrás comprar los mejores libros sobre Historia de España, seleccionados expresamente para que encuentres todos los contenidos que estás buscando.
Con el matrimonio de los Reyes Católicos y la conquista del último bastión musulmán en la península, el Reino de Granada, se forjó lo que hoy conocemos como España moderna.
Si recuerdas, los visigodos “tuvieron un sueño”, el de unificar la península bajo un mismo reino y crear una conciencia nacional bajo una misma religión. Este sueño se hizo realidad con la unión de los Reyes Católicos y la expulsión de los musulmanes en 1492. La monarquía que derivó de aquella unión de reinos no fue lo que más tarde vendrá con la dinastía de los borbones, la formación de un único reino en toda España. Más bien fue la unión de distintos reinos bajo una causa común. Una especie de confederación de reinos construida para ser entre todos más fuertes, sin eliminar ninguno de ellos y en la que cada uno mantenía sus propias leyes y costumbres.
Cabe mencionar, que antes del 1492, se conquistó definitivamente la isla de Gran Canaria por la Corona de Castilla en el 1483.
El año 1492 fue bastante intenso, históricamente hablando. Seguro que lo que vamos a tratar a continuación te resulta mucho más familiar. El explorador Cristóbal Colón fue enviado por la reina Isabel a descubrir territorios a las Indias. Pero finalmente, y como todo el mundo sabe, descubrió un territorio totalmente inesperado: América. A partir de entonces, la Corona española realizó conquistas importantes de territorios en las américas, formando el conocido como Imperio Español, que se extendió por todo el orbe. No obstante, como el reino de Portugal también comenzó a conquistar territorios en América, los dos imperios se tuvieron que repartir las conquistas mediante el Tratado de Tordesillas de 1494, en el cual se trazó una línea divisoria en el “Nuevo Mundo”.
Los territorios que conquistó el imperio fueron muy diversos, e inicialmente se organizaron como dos virreinatos: el virreinato de Nueva España y el virreinato de Perú. Posteriormente, este se separó en dos: el virreinato de Nueva Granada y el virreinato del Perú. El último virreinato que se creó fue el del Río de la Plata.
¡Vamos a conocer un poco más!
- Nueva España: formado por gran parte de América del Norte y América Central, Asia y, más tarde, Oceanía. Estaba formado por territorios que corresponden a actuales países como Cuba, México, Guatemala, República Dominicana, Puerto Rico, diferentes estados de EEUU (como California, Colorado, Utah, Washington, Texas…) y gran parte de la zona suroeste de la Columbia Británica del actual Canadá. Con el descubrimiento de nuevos archipiélagos del océano Pacífico a finales del siglo XVI, se conquistaron las indias orientales, formadas por las Filipinas, las Marianas y las Carolinas. ¿Eres capaz de repetirlos todos sin mirar? Difícil, ¿eh?
- El virreinato de Perú: formado por gran parte de Sudamérica, excepto territorios que se quedó Portugal, como Brasil. Este, más tarde se dividiría en dos:
- Virreinato de Nueva Granada: Formado por actuales estados como las repúblicas de Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Venezuela, además de regiones del norte del Perú y Brasil, y el oeste de Guyana.
- Virreinato del Perú: que se extendió por territorios de actuales estados como Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Perú y toda la región oeste y sur del Brasil.
- Río de la Plata: abarcó extensiones de actuales estados como Argentina (incluyendo las disputadas islas Malvinas), Uruguay, Paraguay y Bolivia.
La España de los Austrias
Carlos I de España, el padre del conocido como imperio español, era hijo de Juana la loca (hija de los reyes católicos), y de Felipe el hermoso (hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I). El nombre con el que ahora se conocía el imperio Carolingio, era Sacro Imperio Romano Germánico. Fue fundado por Carlomagno y ahora se encontraba en manos de la conocida como dinastía de Habsburgo.
Carlos, por tanto, se convirtió en rey de la monarquía española, del reino de Austria y de las Indias, introduciendo así la dinastía de Habsburgo a la monarquía hispánica. Dos años más tarde fue nombrado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a la muerte de su abuelo Maximiliano I. A esta nueva dinastía en España que heredó la Monarquía Hispánica se le llamó Casa de Austria.
A partir de entonces, Carlos I le dará enorme fuerza a la Monarquía Hispánica, también conocida como Monarquía Católica por su concepción como salvaguarda del catolicismo frente al protestantismo. Este Estado, denominado por algunos historiadores como imperio español, extenderá la hegemonía española en el mundo hasta la segunda mitad del siglo XVII. España llegó a ser la primera potencia de Europa y la mayor economía del mundo, de mano de los conocidos como austrias mayores: Carlos I y su hijo Felipe II.
En el siglo XVI, Felipe II fue coronado rey de Portugal, con lo que la monarquía hispánica expandió su poder a toda la península durante 60 años.
El siglo XVI fue un siglo en el que conquistadores como Hernán Cortés y Francisco Pizarro expandieron la monarquía hispánica por muchos territorios de América.
La decadencia de los Austrias
Como en todas las dinastías ha ocurrido a lo largo de la historia, por unas causas o por otras, la decadencia llegó también a la dinastía de los austrias, de la mano de sus últimos reyes (conocidos como los austrias menores), Felipe III, Felipe IV y Carlos II. En contraposición, en el ámbito de la cultura y el arte, en este siglo surgieron grandes autores como Velázquez, Claudio Coello, etc. y grandes literatos como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Calderón de la Barca. A esta época se le conoce como el Siglo de Oro español.
Carlos II, que será el último rey austria de España, en su lecho de muerte en el año 1700, le dejó el reinado a Felipe de Anjou, bisnieto de Felipe IV de España y nieto de Luis XIV de Francia, de la dinastía de los borbones. Otro candidato con derechos, el archiduque Carlos de Habsburgo, sobrino de la mujer del difunto Carlos II, e hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Leopoldo I, no aceptó este testamento y consiguió partidarios en España. La gran mayoría eran nobles y sociedad de la Corona de Aragón y de unos pocos nobles de la Corona de Castilla, con los cuales inició la que es conocida como la Guerra de Sucesión española (1701-1714).
La guerra, obviamente, la ganó el candidato francés, Felipe de Anjou, que se convirtió en el rey Felipe V de España tras la firma del Tratado de Utrecht en el año 1713. No obstante, el archiduque Carlos, fue nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en plena Guerra de Sucesión en el 1711, cargo que ocupó hasta 1740.
Con el Tratado de Utrech, España perdió sus dominios de Gibraltar, Menorca, Italia y Países Bajos.
Cabe mencionar la heroica resistencia que ofrecieron los condados catalanes, que siguieron combatiendo y resistiendo tras el Tratado de Utrecht.
¡Vamos con otra curiosidad! Esta conocida por poca gente.
Al final de la batalla entre los ejércitos austracistas de los condados catalanes y los ejércitos del borbón Felipe V, los Tres Comunes de Cataluña publicaron un bando llamando a la sociedad barcelonesa a “derramar gloriosamente su sangre y vida por su rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España”. Finalmente, Barcelona se rindió en 1714 y Mallorca en 1715.
Comienza la dinastía de los Borbones en España
Felipe de Borbón, se convirtió con la victoria de la Guerra de Sucesión en el primer rey de España de dinastía borbónica, con el nombre real de Felipe V de España.
Las represiones contra los perdedores de la guerra no se hicieron esperar: miles de austracistas tuvieron que exiliarse y otros muchos sufrieron la confiscación de las haciendas y demás bienes. A nivel de política interna, Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, los cuales pusieron fin a la autonomía, leyes e instituciones propias de los estados de la Corona de Aragón (reino de Valencia, reino de Mallorca y Principado de Cataluña).
En este punto se puede decir que la Monarquía Hispánica llega a su fin. De una Corona con un sistema de fueros, se pasa a una monarquía absolutista y centralista.
Felipe V, plantó la semilla de lo que sus hijos (los reyes de España Luis I, Fernando VI y Carlos III) harán florecer posteriormente: el despotismo ilustrado. El despotismo ilustrado fue un sistema de gobierno que mezclaba el absolutismo clásico con los principios de la Ilustración, sosteniendo que el monarca, con autoridad suprema y absoluta, tenía que velar por el pueblo y hacer que progresase mediante la razón y prosperase económica y culturalmente. De este movimiento que surgió en Europa Central en la segunda mitad del siglo XVIII, se originó la famosísima frase de “Todo por el pueblo, pero sin el pueblo”, que aludía a que el gobernante, aconsejado por personas iluminadas con nuevas ideas, tenía que cambiar desde arriba y mediante la razón, los problemas del pueblo.
La Ilustración se introdujo en España cuando gobernaban los reyes Fernando VI y Carlos III (el que es desde entonces conocido como el “mejor alcalde de Madrid”), formándose la conocida como ilustración española. Esta se caracterizó por ser una época de equilibrio externo, reformas y desarrollo material interior.
Al morir Carlos III, su hijo Carlos IV subió al trono español en el año 1788.
El reinado de Carlos IV
Este rey había emprendido reformas ilustradas al principio de su mandato. Le tocó vivir tiempos muy convulsos:
- La revolución francesa de 1789: una revolución organizada por la burguesía francesa frente a la nobleza y el clero, que terminó afectando a España
- La invasión napoleónica a España en 1808
- La guerra abierta entre Francia e Inglaterra: por temas comerciales, territoriales y cuestiones políticas como el enfrentamiento entre república y monarquía absoluta. España se tuvo que ver implicada por ser “aliada” de Francia, sufriendo enormes pérdidas al ser aplastada por Inglaterra en la batalla de Trafalgar de 1805.
Napoleón, ¿te suena el nombre? Pues vamos a ver quién era
Napoleón Bonaparte, era un general francés republicano muy bueno en lo suyo, la guerra y la conquista. Había puesto fin a la revolución francesa mediante un golpe de Estado en 1799. En un primer momento apoyó la revolución, pero tras adquirir esta un matiz extremo y demasiado a favor de la burguesía, decidió dar un golpe de estado contra la revolución. La burguesía era una nueva clase social incipiente; se dedicaba al comercio y al negocio. Tenía recelo de la nobleza y aristocracia por sus privilegios feudales. El golpe fue apoyado por una mayoría del pueblo y del ejército, que veían cómo la burguesía lo estaba haciendo todo en su beneficio.
En 1808, el conde Manuel Godoy, mano derechísima de Carlos IV, abrió ingenuamente la puerta a Napoleón, que andaba en guerra contra Inglaterra, para dejarlo pasar hacia Portugal (aliada de Gran Bretaña) para tomarlo.
La entrada del ejército napoleónico en España ya sabemos cómo acabó.
La invasión francesa y la guerra de independencia española
“Le dieron la mano y se tomó el brazo”. Con la excusa de tomar Portugal, al final Napoleón terminó tomando España y poniendo como rey a su hermano José Bonaparte. La imposición francesa originó una rebelión popular española contra los invasores franceses. Fue denominada Guerra de Independencia española. Terminó en una victoria de España en 1812 con la ayuda paradójica de Reino Unido (a la cual había enfrentado España como aliada de Francia), Irlanda y Portugal. De esta heroica batalla del pueblo español contra los extranjeros franceses surgió una especie de nacionalismo español y el concepto de Estado-Nación moderno. En este se reconocían derechos y libertades históricos del pueblo español como tal y la soberanía nacional del mismo frente a incursiones extranjeras.
Se produjeron acontecimientos míticos como los fusilamientos del 2 de mayo por parte de tropas francesas contra patriotas españoles, que se oponían a la ocupación.
En 1813 se firmó el Tratado de Valençay, en el cual Napoleón cedió ante España y restauró a Fernando VII (hijo de Carlos IV) como rey de España. Pero no fue hasta el 10 de abril de 1814, con el fin de la batalla de Toulouse, cuando los ejércitos de Reino Unido, Irlanda, Portugal y España, de forma conjunta y bajo el mando del Duque de Wellington, acabaron con el ejército francés y finalizaron la guerra.
Esta guerra de la independencia supuso un antes y un después en la historia española, entrando con ella en el período de la historia de España denominado como edad contemporánea.
¡Ya nos vamos acercando!
Historia contemporánea de España
De la Guerra de Independencia española surgió el concepto de Estado-Nación antes mencionado y el sentimiento nacionalista español y de soberanía nacional, que marcan el inicio de la edad contemporánea española.
Del período en guerra surge en Cádiz la Constitución de 1812. Esta carta magna reflejó la soberanía nacional española, que por primera vez no recaía en el rey, y era la primera Constitución surgida de unas Cortes. Fue una de las primeras y de las más liberales de la época en todo el mundo. Abrió la puerta a la participación del pueblo y a una monarquía constitucional con:
- Separación de poderes
- Derecho al voto universal masculino indirecto
- Libertad de imprenta e industria
- Derecho a la propiedad privada
- Concedía el derecho a la ciudadanía española a todo aquel nacido en territorios de la Corona.
Como contraprestación, además de las más de 300000 vidas perdidas por España y de la inmensa deuda estatal adquirida (20 veces superior a los ingresos anuales), el resto de consecuencias de la guerra no fueron muy buenas que digamos, como veremos a continuación.
El reinado de Fernando VII
Tras la guerra, Fernando VII abolió la Constitución de 1812 y se instauró en el poder de nuevo como un rey absolutista, en contra de lo que muchos liberales que habían luchado en la guerra a favor de él esperaban. Esto trajo consigo el enfrentamiento continuado entre liberales y sectores más tradicionalistas. ¿Qué provocó?:
- Inicialmente, levantamientos de militares liberales como Rafael Riego contra Fernando VII. Llegaron a conseguir que el rey en el 1820 jurase y restaurase la Constitución de 1812. Duró poco. En 1823 se creó una Santa Alianza de países absolutistas como Francia, que ayudaron a Fernando VII a restaurar el absolutismo enviándole ejércitos como el famoso “Los cien mil hijos de San Luis” que derrotaron a Riego y los suyos.
- Posteriormente, tres guerras civiles a lo largo del siglo XIX, conocidas como guerras carlistas. Estas guerras surgieron por la oposición de los seguidores de Carlos María Isidro, hermano de Felipe VII, a que la hija de éste, Isabel II, heredara el trono del reino. Los liberales apoyaron a Isabel y los carlistas apoyaban a Carlos, como garante de la vuelta a un sistema de gobierno tradicional, ante una serie de reformas liberales que había acometido Fernando VII en sus últimos años de reinado bajo el consejo de Francia.
Al otro lado del Atlántico, la revolución acaecida en España con la guerra de la independencia, despertará los deseos de independencia de las colonias americanas del reino español. Muchas de las cuales obtendrían su separación tras las guerras de independencia hispanoamericanas. Solo quedaron en manos españolas Cuba y Puerto Rico, pero no os preocupéis, que volarán en 1898.
Florecimiento del Estado Liberal en España: las regencias de María Cristina y Espartero y el reinado de Isabel II
Con las reformas liberales emprendidas por Fernando VII presionadas por Francia, y el acercamiento a los liberales de su última esposa, María Cristina, que regentó hasta el pronunciamiento de Espartero (un general liberal progresista) en 1840, el Estado liberal se comenzó a fraguar.
Tras la muerte de Fernando VII y el acceso al trono de su hija, Isabel II, en el año 1833, los liberales confían en que ella será mejor que el otro aspirante, Carlos, que montó la primera guerra carlista, y la apoyan, lo que dio resultado al apuntalamiento del Estado liberal. Tras el golpe de Espartero, este fue nombrado regente. Se mantuvo hasta un pronunciamiento de militares moderados en 1843, que precipitó la mayoría de Isabel, la cual tuvo que comenzar a reinar.
Durante las regencias de María Cristina y de Espartero y el reinado de Isabel II se sucedieron pronunciamientos militares que instauraban gobiernos progresistas y gobiernos moderados. Se proclamaron dos Constituciones, la progresista del 1837 y la moderada del 1845 (en 1856 se redactó otra pero nunca llegó a ser promulgada por un golpe militar moderado); se desamortizaron bienes de la Iglesia,se abolieron los gremios feudales y se progresó hacia un mayor liberalismo, en general, con el afianzamiento de la nueva clase social: la burguesía.
El sexenio democrático
En 1868, un pronunciamiento del almirante Topete, al que se unieron los militares Serrano y Prim, y apoyado por una gran parte de la población civil, hicieron que Isabel II marchara al exilio y que se convocaran Cortes constituyentes. A este acontecimiento se le llamó la revolución de septiembre de 1868, que también se le conoce como La Gloriosa.
Las Cortes dieron a luz una nueva Constitución democrático-liberal en 1869 y eligieron a Serrano como regente hasta la elección de un nuevo rey. Finalmente, en 1870 es nombrado rey Amadeo de Saboya. Hijo del rey de Italia de entonces, de la casa Saboya, y tataranieto de Carlos III.
El reinado de Amadeo de Saboya
El reinado de Amadeo de Saboya fue efímero y tuvo que lidiar con la tercera guerra carlista de 1872 y la primera guerra de independencia de Cuba iniciada en 1868. Tras un rechazo generalizado por parte de todos los sectores, Amadeo dijo por propia voluntad “arrivederci españoles, ahí os dejo vuestra España”. Es broma, no lo dijo, que sepamos, aunque lo pensaría.
Tras su abdicación, España se vio inmersa en su primera experiencia republicana. Fue un tiempo político convulso donde se sucedieron varios infortunios.
La primera República española
La primera República española se proclamó por las Cortes el 11 de febrero de 1873. Durante la república, como bajo el reinado de Isabel, también se sucedieron gobiernos más progresistas, como el de Pi y Margall, y gobiernos más moderados, como los de Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. También hubo lugar para una dictadura por parte del general Serrano, que dio el conocido como golpe de Pavía, en enero de 1874, para según él vencer la rebelión cantonal y a la guerra carlista, como ahora veremos. Esta dictadura duró hasta el fin de la república.
Los gobiernos republicanos tuvieron que enfrentarse también, al igual que Amadeo, a la tercera guerra carlista, a la guerra en Cuba, y, de forma nueva, a la proclamación del estatuto catalán y a unas insurrecciones cantonales que se produjeron en el litoral del levante español (Valencia y Murcia) y en Andalucía, principalmente. Estas rebeliones de republicanos radicales buscaban la creación y promulgación de una Constitución de carácter federal. Algunas de estas zonas, llevaron a la práctica sus planteamientos y se declararon cantones independientes, como en el caso del cantón de Cartagena.
Por si no había suficientes problemas, surgió otro: el auge del marxismo y el anarquismo, que eran dos corrientes anticapitalistas revolucionarias que buscaban de la república una revolución social para instaurar sus modelos económico-sociales.
Estos movimientos se introdujeron en España por la época de la primera república, generando tensiones y revueltas en la clase baja y proletaria. Este hecho, minaba aún más a los gobiernos de la república, que, aún siendo republicanos, no querían una revolución, al igual que la burguesía (la cual veía en la revolución una amenaza al libre comercio).
Ante la falta de orden, el 29 de diciembre de 1874 se produjo un pronunciamiento en Sagunto. El general Martínez Campos con la burguesía de su parte, puso fin a la república. Se encontraba en ese instante gobernada por el liberal Sagasta y presidida por Serrano. Se restauró la monarquía en España.
La restauración monárquica española
Al periodo que sucede a este acontecimiento se le conoce como Restauración Monárquica. Como no podía ser de otra manera. Y al periodo anterior, entre el exilio de Isabel II y el fin de la primera república, se le conoce como el sexenio democrático o sexenio revolucionario.
El reinado de Alfonso XII
La restauración monárquica se inició con la entronización de Alfonso XII, hijo de Isabel II, en 1875. Apoyado por una mayoría de militares y políticos liberales y moderados. Durante su reinado se turnaron en el poder los dos partidos políticos de mayor peso: el liberal, de Sagasta y el conservador, de Cánovas del Castillo. A este hecho se le conoce como alternancia bipartidista de la restauración. La verdad es que fue un periodo relativamente estable hasta el siguiente episodio decisivo en el devenir de la historia española: la pérdida de las últimas colonias del imperio español (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en 1898.
El conservador Cánovas del Castillo fue la figura que más destacó en el reinado de Alfonso XII, al lograr que se promulgara una nueva Constitución en 1876 y al poner fin a la guerra carlista y a la guerra en Cuba, aunque esto último sirvió para poco.
Tras la muerte prematura de Alfonso XII en 1885 por tuberculosis a los 27 años, le sucederá en categoría de regente su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena, que reinó hasta el año 1902.
La regencia de María Cristina
La regencia de María Cristina estuvo marcada por la estabilización del sistema bipartidista, pero también por:
- la cada vez mayor desestabilización de la sociedad española a causa de:
- el crecimiento brutal experimentado por las corrientes socialistas, marxista y anarquista;
- el surgimiento de nacionalismos y separatismos periféricos;
- y una cada vez más radicalizada oposición de republicanos y tradicionalistas carlistas.
- Y la derrota sufrida por España en América y Filipinas a manos de EEUU, el cual en 1898 arrebató a España las colonias de Cuba, Puerto Rico y las islas Filipinas, Marianas y Carolinas. Este duro golpe acabó con el mítico imperio español fundado por los mismísimo Reyes Católicos.
En el año 1902, el hijo de Alfonso XII, Alfonso, cumplió 16 años y subió al trono, coronándose como Alfonso XIII de España.
El reinado de Alfonso XIII
Este hombre, bisabuelo del rey actual de España (Felipe VI de España), tuvo que enfrentar los problemas que enfrentó su madre, más otros nuevos no menos importantes, que veremos en breve.
Durante su reinado también hubo alternancia de los dos partidos de gobierno, liberal y conservador, pero ya sin los personajes de Sagasta y Cánovas. El acontecimiento de 1898 reveló el caos político, social y económico del reino, cada vez más debilitado. Los resultados no siempre eran claros. Además, nuevos partidos de corte más radical entraron en el juego: carlistas, derechistas radicales, comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos radicales. El rey tuvo que hacer de árbitro y poner de presidente al que él considerara justo según los resultados. Eso sí, siempre fue al candidato de uno de los dos partidos, conservador o liberal. También cabe mencionar el hecho de que durante esta etapa, el conocido como caciquismo electoral, se hizo una práctica extendida en las zonas rurales.
Desde la pérdida de las colonias en 1898, España puso el foco en Marruecos para distraer la grave derrota que había sufrido. En el año 1606, España se hizo con la tutela del norte de Marruecos, región conocida como Rif. Se avecinaba otro zambombazo a la estabilidad del reino español. En 1909, se produjo una rebelión de rifeños. Recelosos de la ocupación extranjera, atacaron a los trabajadores que operaban en las obras del ferrocarril que se estaba construyendo en Melilla. El por entonces presidente del gobierno, Antonio Maura, del partido conservador, acordó enviar a combatir la rebelión a reservistas, en su mayoría padres de familias humildes. Este hecho, unido a la radicalización de la clase obrera influenciada por las corrientes revolucionarias socialistas y anticlericales, hizo que los sindicatos y organizaciones obreras declararan una huelga general en Barcelona el día 26 de julio de 1909. Así mismo, iniciaron enfrentamientos violentos contra las fuerzas del orden y contra conventos e iglesias en varias zonas de España. Antonio Maura, sin vacilaciones, declaró el estado de guerra y usó la fuerza militar para sofocar las protestas y los actos criminales.
Pero no vayas a pensarte que la cosa duró un día…
Duró toda una semana. ¿El resultado? Más de 100 muertos, 500 heridos, 450 ciudadanos juzgados, algunos de ellos a cadena perpetua, y 17 condenas de muerte. Además, hubo múltiples destrozos y quemas de iglesias, conventos, mobiliario urbano, tranvías, profanaciones de cementerios y asesinatos de monjas. Por todo esto, se le llamó la semana trágica.
Al final, como Antonio Maura había llevado a cabo una represión dura y contundente, fue presionado por otros países y por los sectores más progresistas y radicales. Dimitió. Lo hizo por voluntad propia y fue sustituido por José Canalejas, del partido liberal.
España se mantuvo neutral en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, a finales de la segunda década del siglo XX, el país se encuentra sumido en una gran crisis. ¿Los motivos? Por un lado, las rebeliones de 1909 que acabamos de ver; y por otro las rebeliones populares de 1917. Alfonso XIII cada día se enfrentaba a un mayor desprestigio y a una creciente radicalización de la población. Pero la cosa no acabó aquí.
En 1921, el militar jefe de la Comandancia de Melilla, Fernández Silvestre, avanzó con sus tropas hacia la bahía de Alhucemas, con el objetivo de extender el control español de sus ocupaciones africanas. El 22 de julio de ese año, tuvo lugar el inicio de lo que se denomina como batalla de Annual (un pueblo de Marruecos cercano a Melilla). Más tarde sería conocida como el Desastre de Annual. Las carencias del avance, que se hizo de forma demasiado confiada y sin previsiones, les salieron caras a Fernández Silvestre. En la madrugada del día 22, los rifeños del área central se unieron bajo el mando de Abd el-Krim, un líder rifeño, y atacaron el puesto de Annual, donde estaba el grueso de las tropas al mando de Silvestre. Éste, ante las carencias de sus tropas, ordenó la retirada, la cual aprovecharon los rifeños para masacrar sin paliativos a las tropas españolas.
Aunque España unos años más tarde le devolvió la estacada a los rifeños con la ayuda de Francia, el desastre de 1921 quedó grabado a fuego en cierta parte del pueblo español. Esto ayudó con creces al aumento de la deslegitimación que sufría la corona española.
Todos estos duros golpes que recibió el reinado de Alfonso XIII, unidos a la gran depresión económica en la que se hallaba Europa, condujeron a una crisis. Explotó con un golpe de Estado en 1923 encabezado por el general Miguel Primo de Rivera. Ante este golpe el rey no opuso resistencia. Más bien todo lo contrario. Veía en este movimiento una oportunidad para salir de la crisis apoyándose en los militares.
La dictadura de Primo de Rivera (dictablanda)
¿Qué es lo primero que hizo Primo de Rivera? Fue abolir la Constitución de 1876 e instaurar una dictadura autoritaria. Consciente del peligro que suponía para el sistema monárquico el crecimiento exponencial que estaban experimentado los movimientos obreros, prohibió las huelgas y los partidos políticos y persiguió a los revolucionarios anarquistas y comunistas. Pese a esto, los primeros años obtuvo el apoyo de sectores diversos como las clases media y alta y el Ejército. Estos tenían las esperanzas puestas en que el golpe cambiara el rumbo nefasto que los políticos habían emprendido y aplacara los movimientos revolucionarios y republicanos radicales. Logró traer a su terreno, incluso, hasta al sindicato UGT (Unión General de Trabajadores) y al partido de corte marxista, el PSOE, ambos fundados por el socialista Pablo Iglesias en 1876, el PSOE. Tanto el sindicato mayoritario en España (la UGT), como el PSOE, colaboraron con la dictadura, al encontrar en ella una oportunidad para colarse e influir en la política social. También es verdad que Primo de Rivera, desde el principio los trató como a ningún otro sindicato y partido. De hecho, fue de los pocos que no prohibió.
El Desembarco de Alhucemas de las tropas francesas y españolas en 1925 puso fin a la guerra del Rif. ¡Esa que tanto había traído por el camino de la amargura a Alfonso XIII y tanto daño había causado a la integridad del reino! Su líder, Abd-el-Krim, se entregó a las autoridades francesas de Marruecos.
Este hecho hizo que Primo de Rivera ganara un plus de popularidad. No obstante, el dictador se puso a muchos espectros políticos en su contra, desde los tradicionalistas, hasta los comunistas, pasando por republicanos y monárquicos moderados. El crash de la bolsa en Nueva York hizo temblar la economía en todo el mundo. Las clases bajas cayeron aún más y empezaron a secundar huelgas convocadas por los movimientos obreros.
El panorama que vio Primo de Rivera fue tal que en 1930 presentó su dimisión al rey. El monarca la firmó rápidamente al ver que, su continuo apoyo a una dictadura cada vez más despreciada por las masas, le iba a pasar factura a él. Primo de Rivera salió del país y a los pocos meses murió por enfermedad.
Alfonso XIII, al que le temblaban las piernas por lo que se le venía encima, intentó apaciguar la situación. Para ello volvió a la senda de una monarquía constitucional y parlamentaria. El intento no funcionó. Hubo un levantamiento militar en Jaca en 1930, reproduciéndose de nuevo la crisis monárquica. Finalmente, el rey nombra un gobierno de concentración que convoca elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. De ellas se desprende un resultado que unos historiadores interpretan de una forma y otros de otra. Podríamos decir eso de que “cada uno cuenta la feria como le va”. ¿La realidad? Que las candidaturas monárquicas fueron las que obtuvieron más concejales: arrojaron unos resultados parciales de 22.150 concejales monárquicos y apenas 5.875 concejales republicanos. Estos resultados no fueron interpretados por los republicanos como una victoria monárquica. Argumentaron que, aunque hubiera más concejales monárquicos, las candidaturas republicanas habían arrasado en las capitales de provincia y en los núcleos urbanos.
La segunda república española
Esto lleva a los republicanos a proclamar de forma poco común la Segunda República española el 14 de abril de 1931. El rey Alfonso XIII debe partir hacia el exilio. Inmediatamente se formó un gobierno provisional que redactó y aprobó la Constitución de 1931, de carácter progresista, democrático, social y con tintes radicales. Automáticamente fueron nombrados Niceto Alcalá Zamora,como presidente de la república (era un republicano conservador) y Manuel Azaña como presidente del gobierno, un republicano socialista. Rápidamente se convocaron elecciones que dieron como vencedor a una coalición republicano-socialista. Esta emprendió reformas radicales y revolucionarias, como la prohibición de órdenes religiosas, la reducción del ejército, la expropiación sin indemnización de propiedades a nobles y a la Iglesia, la concesión de estatuto de autonomía al gobierno catalán, entre otras. Estas medidas provocaron un golpe de Estado fallido, conocido como la Sanjurjada. Se convocaron elecciones en 1933 que dieron el poder a la derecha. Rápidamente empezó a deshacer las medidas emprendidas por el anterior ejecutivo. Todo este cúmulo de hechos, unido a la radicalización que iba sufriendo la población, hacia un sentido y hacia el otro, dio lugar a la división de los españoles, formándose lo que muchos historiadores denominan como “las dos Españas”.
La segunda república fue, ciertamente, un periodo muy convulso. Los intentos democratizadores moderados y prudentes se vieron truncados por la radicalización de ciertos partidos y de la población. Esta radicalización quedó patente en los sucesivos incidentes de pistolerismo en ambos sentidos, la creación de grupos paramilitares, la quema de conventos, iglesias y periódicos católicos, etc.
En octubre de 1934, la parte más radical de la izquierda, con los socialistas del PSOE y la UGT a la cabeza, acometieron un intento violento de su revolución marxista. Querían instaurar la dictadura del proletariado, ante los resultados de las elecciones de 1933 que ganaron las derechas. La intentona fue aplastada con dureza por tropas de regulares y legionarios que envió el gobierno bajo el mando de Juan Yagüe y generales como Francisco Franco y Goded. Aunque la revolución fue seguida en numerosos puntos de toda España, los focos más violentos y sanguinarios fueron Asturias y Cataluña. El balance del intento revolucionario acabó con unas cifras en toda España de entre 1500 y 2000 muertos, de los que unos 320 eran guardias civiles, soldados, guardias de asalto y carabineros; y unos 35, curas. Oviedo quedó casi destruida y España tuvo entre 15 000 y 30 000 personas detenidas y juzgadas por participar en la revolución.
Más tarde, volvieron a ganar las izquierdas, en las elecciones de 1936 en las que ganó la coalición del Frente Popular, que aglutinaba a todos los sectores más de izquierdas. Este hecho, unido a las medidas drásticas que acometió el nuevo gobierno de corte anticlerical y radical socialista, hicieron crecer las tensiones entre las dos Españas. Dio lugar a asesinatos de uno y de otro espectro político. Ganó especial fuerza el partido político denominado como Falange Española de las JONS, liderado por José Antonio Primo de Rivera, que era hijo del dictador Miguel Primo de Rivera. Este partido atrajo hacia sí a una cantidad importante de jóvenes revolucionarios de tendencia anticomunista que sembraron violencia y enfrentamientos contra los revolucionarios de izquierda.
La situación de extrema radicalidad sufrida por los políticos y por la población llegó hasta el punto de que el líder de la oposición y diputado durante el gobierno del Frente Popular, José Calvo Sotelo, fue amenazado por Dolores Ibárruri, una diputada comunista del gobierno (posteriormente conocida como “la pasionaria”). Esta llegó a decirle textualmente, en sede parlamentaria, “este es tu último discurso”, según varios historiadores.
El punto neurálgico de la situación llegó el día 13 de julio de 1936. José Calvo Sotelo, fue secuestrado y asesinado a manos de pistoleros de lo que se conoció como “la motorizada”; un grupo paramilitar de seguidores de Indalecio Prieto, que era un socialista del PSOE. Por lo visto, estos pistoleros llegaron la noche del arresto a Calvo Sotelo con guardias de Asalto y encabezados por el mismísimo capitán de la Guardia Civil, Fernando Condés (confeso masón y socialista).
Este hecho provocó, que un grupo de militares que llevaban conspirando contra la república desde hacía un tiempo, tomaran acción y se reunieran con destacados mandos del Ejército. Unificaron una acción conjunta contra el Gobierno del Frente Popular, mediante un golpe de Estado.
El general Francisco Franco era un militar africanista que había sido reticente a participar en intentonas contra la república, En más de una ocasión demostró lealtad a la república. Tras el asesinato, terminó por sumarse a los planes en contra, que ya estaban organizando otros generales como Yagüe, Mola, Queipo de Llano, Sanjurjo, etc.
El 18 de julio de 1936 se produjo un golpe de Estado de la mano de todos estos generales del Ejército. Al ser enfrentado y resistido por el gobierno del Frente Popular, derivó en una cruenta guerra civil en la que no solo participaron militares, sino que bastante cantidad de población, de un bando y otro, participaron activamente en la guerra.
Historia de España Guerra Civil
Fue la guerra más sangrienta sufrida por España en toda su historia. Todos los odios más exacerbados entre ambos bandos de la población se aplicaron violenta y ensañadamente. Un bando luchó como si se tratara de una Cruzada Nacional en defensa de la Europa y España cristianas (en palabras del propio Franco) y el otro bando luchó como si se tratara de una revolución del proletariado frente al capitalismo y al fascismo.
Así, tras el golpe fracasado por la respuesta contundente del gobierno del Frente Popular, se comenzó a dividir el territorio español en zonas ocupadas por el bando republicano y zonas del bando nacional (así se denominó al bando sublevado). En la guerra, diversas potencias extranjeras participaron enviando soldados, dinero y armas. Así, en el caso del bando republicano, se recibió ayuda principalmente del país comunista, Rusia, que envió soldados, armas y víveres al gobierno republicano. También obtuvo ayuda humanitaria y militar de tropas de voluntarios de países democráticos como Francia y EEUU. En el caso del bando nacional, recibieron ayuda de Italia y Alemania, ambos países dominados en esos momentos por el fascismo y el nazismo, los cuales enviaron a España ayuda humanitaria, militar y armamentística.
En definitiva, fue una guerra muy dura entre hermanos, que se alargó demasiado en el tiempo por la resistencia de unos y el empeño de otros. Destrozó física y económicamente el país y demostró lo terrible que puede llegar a ser el ser humano cuando se lo propone, tanto de un bando como de otro.
Finalmente, y tras tres interminables años de guerra fratricida, el día 1 de abril de 1939 se produjo el fin de la guerra. La victoria fue del bando nacional, bajo el caudillaje del que, desde el principio de la guerra, había sido nombrado por consenso entre los principales generales sublevados, Caudillo de los Ejércitos y jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde. Un militar muy poquita cosa físicamente, pero que a pesar de partir con una inferioridad numérica, armamentística y financiera, logró ir ganando terreno al bando republicano y llevar la guerra a los términos que él quiso, para dejar completamente desarmado y hundido al bando enemigo.
A partir de entonces, el país fue sometido a una dictadura dirigida por el general Franco hasta el día de su muerte en el 20 de noviembre del año 1975.
El régimen franquista
El nuevo régimen franquista estuvo caracterizado, sobre todo en los primeros años, por:
- Un férreo control político interno
- La prohibición de los partidos políticos y sindicatos (aunque tuvo mano izquierda con algunos)
- La limitación firme de la libertad de prensa y expresión
- Una represión implacable contra el bando perdedor
- Vuelta a un Estado totalmente católico confesional
- Una educación nacionalista
- El enorme atraso sufrido por el aislamiento al que fue sometida España por el entorno internacional.
A pesar de que España no entrara en la segunda guerra mundial y se mantuviera neutral, Franco envió tropas de voluntarios, denominadas División Azul, a luchar contra Rusia en lo que él llamó la guerra contra el comunismo.
Durante las dos primeras décadas del nuevo régimen, conocidas como la etapa autárquica, la economía se estancó y creció muy lentamente. Esto hizo que una parte importante de la población lo pasara realmente mal y que se implantara el racionamiento de alimentos. ¿A qué se debió esto?
- Al aislamiento internacional impuesto a España (se le negó entrar en la ONU, incluso) por su relación en la guerra civil con Alemania y por haber enviado la División Azul a combatir contra los aliados;
- A la situación desastrosa y ruinosa que dejó la guerra en todo el país;
- Al control de la economía por el sector más proteccionista y totalitario del gobierno, el sector falangista.
Todo este atraso y hundimiento generalizado de la economía no impidió un incipiente desarrollo económico en la década de los sesenta. En esta época Franco puso fin a la etapa autárquica con la sustitución de los ministros falangistas por los famosos tecnócratas (en su mayoría del Opus Dei). Este hecho, unido a la apertura en la década anterior del país hacia potencias extranjeras como EEUU, propiciaron una liberalización de la economía que le permitió crecer notablemente en comparación con el crecimiento de otros países. Se creó una enorme clase media acomodada. También se implantaron una serie de medidas sociales importantes que aportaron cierta seguridad al trabajador, y numerosas obras públicas, entre ellas millones de casas de protección social y pantanos que ayudaron enormemente a combatir la sequía de algunas zonas de España.
En 1953, España firmó los conocidos como Pactos de Madrid en los que fumaba la pipa de la paz con el país americano: Franco se comprometió a dejar colocar bases militares estadounidenses y, a cambio, España recibiría ayuda económica y militar.
En ese mismo año, Franco firmó los Acuerdos con la Santa Sede, que le aportaron mayor legitimidad internacional al régimen.
Más tarde, en 1955, España logró entrar en la ONU y en el 1970, obtuvo un acuerdo preferencial con la Comunidad Económica Europea.
Finalmente, Franco, previendo que con su muerte acabaría el franquismo, nombró como su sucesor a Juan Carlos de Borbón, hijo de don Juan, que era a su vez hijo de Alfonso XIII. De esta forma, Franco, restituye la monarquía en la figura de Juan Carlos I. Tras la muerte de Franco en 1975 por causas naturales, el monarca incumple el juramento realizado de los Principios del régimen franquista y promueve una transición pacífica y pactada con todos los partidos políticos (desde los conservadores hasta el comunista), conocida como Transición española.
La Transición española y la España democrática
Los partidos que participaron en esa transición pactada fueron de lo más variopinto. Como ejemplos más importantes del momento, cabe mencionar a:
- La UCD, de centro-derecha democrática, liderada por Adolfo Suárez, un falangista moderado que fue ministro con Franco y que representaba a un amplio sector de población conservadora y liberal. A él le fue encomendada por el nuevo rey la tarea de reunirse y negociar con los otros partidos, el conocido como Pacto de la Moncloa de 1977;
- El PSOE, liderado por Felipe González, un socialista demócrata que se atrajo a una mayoría de la clase humilde del país, no necesariamente antifranquista. Vieron en él una persona que ayudaría a la clase trabajadora;
- El Partido Comunista, liderado por Santiago Carrillo. Un comunista que luchó en la Guerra Civil y que según algunos historiadores fue el responsable de la cruel matanza de Paracuellos.
La ley que desmanteló el régimen franquista y que convocó elecciones, denominada como Ley para la Reforma Política, fue aprobada por las propias cortes franquistas, algo insólito en todo el mundo. Fue aprobada en referéndum por el pueblo español en 15 de diciembre de 1976 y promulgada el 4 de enero de 1977. Las primeras elecciones plenamente democráticas de la historia de España se celebraron el 15 de junio de 1977, de las cuales resultó ganador Adolfo Suárez, aunque sin mayoría absoluta. A él se le encargó formar el gobierno que redactó la Constitución de 1978, la cual fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978 con un 87,78% de votos a favor del pueblo español.
Esta Constitución de 1978 sigue vigente en la actualidad. Estableció un “Estado social y democrático de derecho que propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político», tal y como enuncia el artículo primero de la Constitución.
La Constitución también depositó la soberanía nacional en el pueblo español y estableció la monarquía parlamentaria como forma de gobierno.
Tras la dimisión de Adolfo Suárez como presidente del gobierno, en la sesión de investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo, se produjo un incidente que hizo temblar a la democracia: el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, conocido como 23F. Finalmente el golpe fracasó por la gestión del rey Juan Carlos I, que supo parar la intentona de forma rápida. También es verdad que la época de paz de aquellos momentos no era la misma que la anterior a la guerra civil, en la que la población estaba absolutamente radicalizada. Pero los sucesivos y continuados asesinatos de grupos terroristas de ETA y el GRAPO a la Guardia Civil, unido al descontento y oposición de los sectores más conservadores y nostálgicos del franquismo con el avance democrático-liberal, hicieron que unos cuantos oficiales y suboficiales del Ejército y Guardia Civil se organizaran para dar un golpe de Estado, o de Timón, como lo llaman algunos expertos.
De ese golpe fallido, sin duda resultó beneficiada la figura del rey, que se ganó la confianza de millones de españoles con su rápida y exitosa reacción al intento golpista, y el régimen democrático.
A partir de entonces, y de forma parecida al sistema de alternancia bipartidista en el poder de la época de la Restauración, los dos grandes partidos del sistema, Partido Popular y PSOE, se turnan en el poder hasta nuestros días:
- Primero, tras convocar elecciones Calvo Sotelo, el PSOE entra al poder al ganar las elecciones con mayoría absoluta, de la mano de Felipe González. Fue presidente durante 14 años (desde el 1982 hasta el 1996, aunque los últimos años gobernó en minoría pactando con los partidos nacionalistas). Por su desgaste político, debido a determinados casos de corrupción que les salpicó a ministros de su gobierno y a ser acusado de guerra sucia contra ETA con los famosos GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), y por la crisis económica que tuvo que enfrentar su gobierno, Felipe González convocó elecciones anticipadas.
- Las elecciones las ganó, sin mayoría absoluta, el presidente del Partido Popular, José María Aznar, del ala liberal-conservadora del partido. Tuvo que pactar también con los partidos nacionalistas para poder gobernar los 4 años. Por el crecimiento económico que sufrió el país durante su etapa y por su gestión del problema del terrorismo de ETA, en el año 2000 volvió a ganar las elecciones, pero esta vez con mayoría absoluta. El periodo se caracterizó por:
- El problema del terrorismo etarra continuó siendo un grave drama, ya que ya habían asesinado a cientos de personas inocentes.
- En el año 2000, España entró a formar parte del Euro.
- El Plan Hidrológico Nacional de 2001, en el que se proponía el trasvase de agua del Ebro hacia comunidades con sequía como Murcia, provocó la oposición del PSOE y de comunidades autónomas como Cataluña y Aragón.
- En 2002 la península sufrió un duro golpe contra el medioambiente cuando el petrolero Prestige se hundió accidentalmente soltando vertido de fuel que creó una marea negra de petróleo por todo el litoral norte de España.
- En 2002 España suma su participación en la coalición antiterrorista internacional que supuso la intervención militar y humanitaria en la guerra que enfrentó a Irak y a EEUU, por el golpe terrorista que sufrió EEUU en el atentado de las Torres Gemelas de 2001.
- Finalizada la guerra de Irak, el 11 de marzo de 2004, España sufre un impactante atentado terrorista en la red ferroviaria de la Estación de Atocha que dejó más de mil heridos y 190 muertes, solo a tres días de las elecciones generales.
Sin duda, este acontecimiento, unido al desgaste anterior por la crisis del Prestige y el PHN principalmente, supuso la pérdida de las elecciones por parte de Aznar.
- Las elecciones las ganó sin mayoría absoluta el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, el cual retiró las tropas de Irak y el PHN nada más entrar al poder. Algunas de sus acciones más controvertidas fueron: la legalización del matrimonio homosexual, la promoción de la Alianza de Civilizaciones, la regularización de nuevos inmigrantes, la ley de violencia de género, la concesión del estatuto de autonomía de Cataluña, la aprobación de una ley del aborto mucho más permisiva, las negociaciones con ETA, entre otras. No obstante, aunque todo ello puso en pie de guerra a la oposición conservadora, reforzó a sus votantes. Así, en 2008 volvió a ganar las elecciones, aunque también sin mayoría absoluta. En este segundo mandato, Zapatero se tuvo que enfrentar a la mayor crisis económica global de nuestro tiempo, la de 2008, que supuso una desaceleración económica bestial y un aumento del desempleo en España. La cifra de parados se llegó a situar en más de cinco millones. Su actuación ante esta crisis económica, principalmente, le provocó un desgaste muy importante.
- Este desgaste sufrido por Zapatero llevó a ganar las elecciones de 2011 al presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy Brey, con mayoría absoluta. Este presidente, debido a las medidas económicas de recortes que tomó durante su mandato y a numerosos escándalos de corrupción sufridas por su partido, sufrió un progresivo desgaste a favor de su contrincante, Pedro Sánchez, presidente del PSOE.
Con esto, y la abdicación del Rey Juan Carlos en favor de su hijo, el proclamado Felipe VI rey de España en 2014, damas y caballeros, llegamos a la actualidad de nuestros días.
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